Cuando nos referimos al alto rendimiento en cualquier deporte y por ende la natación el atleta es sometido a permanentes chequeos médicos deportológicos que tienen que ver con la salud y la aptitud física en búsqueda del mejor rendimiento.
Así, para lograr el podio se requiere además de la genética, un trabajo permanente de muchos años de duración que se inicia precisamente en los primeros años de vida cuando ya asoma el futuro talento y a partir de ese momento debe ser cuidado para que ese organismo pueda ser sometido a las máximas intensidades que exige el alto rendimiento.
Se tienen en cuenta las variaciones fisiológicas, biomecánicas, antropométricas y nutricionales buscando el mejor biotipo morfológico y funcional para ese objetivo principal que es lograr la medalla dorada.
Pero dentro de este proceso que involucra el alto rendimiento debemos considerar diferentes etapas desde los primeros años de la vida, donde se van produciendo modificaciones en nuestro organismo, que deben ser respetadas para evitar trastornos graves para nuestra salud.
Así, en la infancia y sobre todo en la adolescencia, el crecimiento pondoestatural es cambiante donde la edad cronológica en general no coincide con la edad biológica; por ello vemos como jóvenes de 14 – 15 años tienen una talla muy superior a otros de la misma edad cronológica cuya edad ósea ó biológica apenas llega a los 12 años y viceversa.
Esta observación que se puede detectar perfectamente con estudios radiológicos y clínicos permite dosificar el entrenamiento deportivo.
En plena etapa competitiva es importante entonces exigir de acuerdo al grado de aptitud física al futuro nadador de élite para adaptarlo a la alta competencia.
Esta etapa es vivida con plenitud por parte del nadador pero tiene un ciclo que debe ser respetado y cuya duración puede oscilar entre los 8 y 10 años.
Cuando el reloj comienza a transformarse de electrónico en arena, entonces el nadador veterano debe comprender que tendrá que adaptar a esta nueva situación biológica su grado de esfuerzo, recordando por supuesto su etapa de plenitud y tratando de llegar a la vejez con sabiduría.
Lamentablemente, hoy se observa que muchos nadadores veteranos intentan competir no sólo con nadadores más jóvenes sino con el agravante de no realizarse más estudios médicos que permitan autorizar la continuidad de la competencia adaptada a ese nuevo grupo etario que le toca vivir.
El haber realizado actividad física ó practicado algún deporte como la natación ya sea en forma recreativa ó competitiva federativa, no implica que cuando se llegue a la edad seniors ó aún más veteranos, la aptitud física lograda en esos años se pueda trasladar en forma matemática a las edades mayores, ya que suceden modificaciones morfológicas y funcionales que debemos conocer y aceptar para poder disfrutar a través de la natación cómo se llega a obtener calidad de vida; si no reconocemos esta evolución del tiempo haremos que nuestro deporte se transforme en un factor de riesgo en contra de la salud.
Veamos entonces cuáles son algunas de esas modificaciones que necesitamos conocer para luego adaptarnos a cada caso en particular y continuar en forma indefinida con nuestro deporte adaptado a cada grupo etario.
El consumo de oxígeno una de las cualidades más importantes de la aptitud física y que es medida en forma periódica en la etapa competitiva, comienza a disminuir a partir de los 20 años aproximadamente alrededor de un 10% cada 10 años de vida. Por lo cual la capacidad y la potencia aeróbica comienza a perderse con el transcurso de los años.
También a partir de los 40 años la masa muscular inicia su deterioro por pérdida de unidades motoras y específicamente de las fibras de contracción rápida, con lo cual la fuerza disminuye con la edad.
Esa disminución de la masa muscular se conoce como sarcopenia y es muy evidente sobre todo en personas sedentarias; en el caso de los nadadores si se mantienen con un nivel de entrenamiento de acuerdo a sus grupos etarios, pueden mantener mucho mejor y disminuir en gran medida el deterioro biológico.
La coordinación neuromuscular disminuye alrededor de un 20% entre los 20 y 70 años.
En cuanto a la composición corporal el espacio perdido por la masa muscular es reemplazada por masa grasa, es decir que podemos mantener nuestro peso corporal ó aumentarlo, pero si no continuamos entrenando comenzaremos con el aumento de la adiposidad que se traducirá en un factor de riesgo para la salud ya que puede ir acompañado de dislipidemias y ateroesclerosis es decir enfermedades a nivel de nuestras arterias.
Lamentablemente todo el cuidado y la preocupación que reciben los nadadores ya sea los de primer nivel como los jóvenes federados, no se trasmite hacia el grupo de veteranos.
Por ello a veces podemos observar muerte súbita sin conocimiento de la causa “aparente “ del deceso mientras nadaba, y en general podemos comprobar que este grupo etario de nadadores mayores continúan compitiendo descuidando los estudios ó chequeos periódicos que permitan descartar factores de riesgo como la hipertensión arterial, el tabaquismo, las dislipidemias, la obesidad, la diabetes tipo II, muchas de ellas consecuencia de una mala alimentación sin el consumo adecuado de frutas y verduras, con la ingesta excesiva de grasas saturadas y trans como también la falta de una alimentación saludable y el descuido de la supervisión médica para evitar las enfermedades crónicas no trasmisibles.
Ante esta situación sugerimos se cumplan los pasos siguientes para los nadadores veteranos para que puedan seguir disfrutando de su deporte y no incorporarlo como un factor de riesgo más.
1) Estudio médico clínico y bioquímico para detectar en forma temprana parámetros alterados que pueden llevarnos a la aparición de un sindrome metabólico, antes denominado sindrome X ú otras patologías.
2) Estudios morfológicos para orientar la dieta más adecuada de acuerdo a la edad, peso, y composición corporal
3) Estudios cardiológicos que incluyan el electrocardiograma de esfuerzo y ecocardiograma como también estudios relacionados con la salud arterial, para descartar precisamente obstrucciones ateromatosas que pueden ser causas de desencadenamiento de un infarto de miocardio ó de un stroke (accidente cerebrovascular).
La incorporación en la dieta de grasas mono y poliinsaturadas, como así también el aporte de frutas y verduras para lograr la cantidad de vitaminas, minerales y fitoquímicos que se requieren diariamente.
4) Estudios de aptitud física adecuados al grupo etario evaluados y la práctica de actividad física semanal que permita continuar con la competencia de fin de semana sin riesgo.
De esta manera lograremos que el nadador después de finalizar su etapa de alta competencia pueda seguir disfrutando su deporte preferido a través de los años sin que ello signifique un riesgo en contra de su salud.
www.pablofajian.org
Pablo Fajian
martes, 3 de mayo de 2011
El cuidado de la salud de los nadadores Masters. Dr. Nestor Lentini
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